domingo, 12 de julio de 2009

El comienzo de un mito





















Sin duda alguna Carlos Monzón es sinónimo de boxeo en la república Argentina. Con un record de 14 defensas en su titulo como campeón de los pesos medianos, el púgil santafesino marcó un antes y un después en el deporte nacional.
El principio de su hazaña comenzó en el viejo continente, en la tan recordada pelea en Roma, donde Monzón instaura su nombre en el boxeo mundial, cuando para sorpresa de propios y ajenos derrotó sin problemas al gran Nino Benvenutti.
Monzón y su entrenador Amílcar Brusa sabían que Benvenutti no era el mismo de otros años, que se había dedicado más a la farándula y a la buena vida, que a los rigores del gimnasio y del cuadrilátero, que ya experimentaba el cansancio de una campaña larga y dura, que el título le pesaba demasiado. Fue así, con este panorama Monzón lo enfrentó, sin ningún tipo complejos, de igual a igual. En la distancia larga, Monzón prevalecía con su izquierda en punta y su derecha recta detrás, esperando el instante para impactar con fuerza. En la corta, Monzón causaba daño con profundos ganchos al cuerpo y ascendentes a la cabeza. Benvenutti degastado física y psicológicamente, quería llegar y no llegaba, quería amarrar y no podía. Monzón clavaba su imponente mirada insensible y dañina la cual daba sobradas muestras de tener todo bajo control. Sin embargo, al comienzo de la 12ª vuelta, Monzón perdía en las tarjetas lo que estaba ganando en el ring. Pero no hicieron falta esos números tendenciosos. Como antes y como siempre, y a pesar de sus manos doloridas. Monzón lo corrió a Benvenutti, lo perforó con ganchos arriba y abajo, y en un rincón neutral le clavó ese derechazo único, fulminante y letal que lo hizo caer a Benvenutti como si una bala de cañón lo hubiese impactado. Conmovido, el italiano se levantó, pero con su mano derecha le hizo saber al árbitro británico Harry Gibbs que se iba de la pelea, que entregaba el título, que Monzón era el nuevo rey indiscutido de los medianos.
Los golpes de Carlos Monzón fueron blancos certeros en la humanidad del ídolo italiano Nino Benvenutti, quien vio desplomar sus chances de ser campeón ante la sorpresiva mirada de miles de romanos, testigos de cómo caía una estrella del boxeo y nacía un mito de la misma actividad. Un Monzón frío y estratégico cumplió al pie de la letra con el libreto escrito por el incomparable Brusa.
Fue de esta manera, que aquella noche emblemática del 7 de noviembre de 1970 Palazzetto Dello Sport, todo cambiaría nada sería igual: muerto el reinado de Benvenutti, nacía la leyenda de Monzón, el mejor boxeador argentino de todos los tiempos.
Para que la mítica rivalidad que se formo entre ambos no quede solo en aquella pelea, el 8 de mayo de 1971, Carlos Monzón le otorga la revancha al púgil italiano. El escenario de este esperado encuentro fue la bella ciudad de Monte Carlo, donde el santafesino daría cátedra de boxeo y derrotaría a Benvenutti en el tercer asalto, mucho más rápido de lo que el público y el propio Monzón esperaban.
Tras haber alcanzado la corona frente a la leyenda italiana, y posteriormente derrotarlo en la revancha, la defensa de los títulos del CMB y de la AMB estaban en carrera, la historia de Monzón daba comienzo, el boxeo argentino seguía haciendo historia a lo grande, de la mano del mejor púgil que tuvo nuestro país a lo largo de la historia.

jueves, 21 de mayo de 2009

Luis Ángel Firpo el campeón que no fue


A pesar de no haberse consagrado campeón del mundo, Firpo es considerado una de las más grandes leyendas que tiene el boxeo nacional. Dueño de una potencia letal, solo igualada por el mitico Jack Dempsey, Firpo comienza su carrera profesional el 10 de diciembre de 1917 en Buenos Aires, disputando un combate contra Frank Hagney. Originalmente el fallo del jurado fue sin decisión, pero posteriormente fue cambiado dándole la pelea por ganada a Firpo.

Desde 1918 hasta 1920 realiza 10 peleas en Uruguay y Chile, de las cuales gana 7 por knock-out y una por puntos, y pierde una por knock-out y otra por puntos.

Fue Campeón Sudamericano, alcanzó el título el 30 de abril de 1920, al dejar knock-out en el primer round a Dave Mills, en Santiago de Chile, adonde había llegado caminando por el camino de los arrieros por falta de dinero, este dato refleja y agranda aun más la trayectoria de Firpo, caracterizada por el esfuerzo y preponderancia.

Desde mediados de 1920 hasta fines de 1921 combate en 7 oportunidades, 6 de ellas en Argentina (incluyendo una exhibición) y una en Chile. Nuevamente obtiene buenos resultados: 5 triunfos ,4 de ellos por knock-out, lo cual demostraba la potencia sobrenatural que poseía su brazo derecho.

En 1922 realiza su primera campaña en Estados Unidos, con 2 peleas en Newark y una en Nueva York. Sus rivales fueron Tom Maxted, Joe McCann y Jack Herman respectivamente.

Completa el año con 3 combates en Buenos Aires: 2 exhibiciones y una pelea que gana por knock-out.

En 1923 realiza su segunda campaña en Estados Unidos, y apartir de aquí comienza a nacer la leyenda, Combate con boxeadores como Bill Brennan, Jim Hibbard, Joe Downey. El total de pleitos en esa recorrida fueron 9 peleas, de las cuales gana 7 por KO, una por KO técnico y una por puntos. Los KO conseguidos en este trayecto hicieron que llegue la noticia más esperada para el publico amante del boxeo y para el mismo Firpo, que con 28 años acueta enfrentaría al mitico y legendario Jack Dempsey, considerado el mejor boxeador de toda la historia. El duelo fue condecorado como la pelea del siglo, ya que se encontraban dos de los más potentes púgiles que el deporte había visto.

Con el húmero fracturado y sin que nadie lo supiera (salvo sus más allegados) Firpo subió al ring ese 14 de septiembre de 1923 en el estadio Polo Grounds de Nueva York, ante 80.000 espectadores. Inmediatamente Firpo exhibió toda su energía al derribar a Dempsey con un golpe de derecha en el comienzo de la pelea. Pero su rival se recuperó rápidamente, acometió sobre su rival y derribó a Firpo siete veces.

Llegando al final del primer asalto, el Argentino acorraló al norteamericano contra las cuerdas y con un certero golpe a la barbilla lo arrojó fuera del cuadrilátero. Dempsey cayó sobre los periodistas, golpeándose la cabeza contra una máquina de escribir, sufriendo un corte en la parte posterior de su cabeza, estuvo entre 14 y 17 segundos -según la fuente- fuera del ring, sin embargo el árbitro llegó sólo a la cuenta de 9 cuando Dempsey logró regresar, ayudado por los periodistas. Firpo por lo tanto, y en teoría debió ser declarado campeón del mundo, con lo cual la posterior derrota repercutió en su carrera de una manera más negativa.

En el segundo asalto, Dempsey ya se había recuperado del susto y logró derribar tres veces al boxeador argentino, hasta que la pelea es detenida a los 57 segundos, declarando ganador a Dempsey por knock-out. Este combate fue, es y será recordado como el mejor de todos los tiempos. En el ring se vieron dos púgiles llenos de potencia, cualidad que descargaron en cada golpe, provocando sensaciones incomparables en el publico, deleitándose en cada momento que los puños se impactaban en el cuepos sublimes de los boxeadores.